No hay nada más placentero que un atardecer frente al mar. El sol escondiéndose en la lejanía, rosando las olas, mientras las aves visitan suavemente la orilla, despidiéndose lentamente de cada oleaje. Es justamente este entorno idílico, lleno de colores y sensaciones que inspiró a Karl Lagerfeld, uno de los mayores exponentes de la moda, para la nueva temporada de Chanel, convirtiendo el Gran Palais en una playa de ensueño y el desfile de la nueva colección en todo un éxito. Los colores se presentan de manera luminosa: amarillo sol, arena dorada, beige, rosa, azul, menta helada y blanco nacarado con azul marino y negro.
Un estampado de sombrilla impresa en chiffon, plumetes multicolores salpicados de tweed y bordados de arena y conchas marinas: el ambiente se presenta así con una pincelada de alegría.
El estilo se define por una elegancia sofisticada con una variedad de telas que van desde el tweed hasta la gasa a través de crepé, encaje, sarga de algodón, denim, cuero y popelina. El traje adquiere nuevos volúmenes: las chaquetas tienen hombros anchos y mangas acampanadas, responden a faldas cortadas por el costado y se abren sobre minifaldas, o pantalones extra grandes con cremallera. Los monos con bastas XL contrastan marcadamente con los atuendos de chaquetas cortas y vestidos de tweed pequeños. Las chaquetas de los hombres se juntan con pantalones cortos o las ya impuestas leggings de ciclismo sin tirantes. Los pantalones vaqueros se presentan de manera original con cardigans con cinturón o trajes de baño con un hombro asimétrico.
Por otro lado, tanto para el día como para la noche, los vestidos de chaleco salen en tweed blanco envuelto en rayas o bordados con sombrillas con lentejuelas, y en un tweed arenoso salpicado de lentejuelas. Otros se anudan como toallas alrededor del cofre y se sostienen con correas de conchas marinas. Las túnicas de gran tamaño con un escote redondo están abiertas en la parte posterior. En tweed menta o beige, en seda de arena dorada y aplastada, se abren para revelar un par de pantalones cortos a juego. Exóticas rayas aparecen sobre vestidos en capas en georgette con incrustaciones de encaje. Hay una fluidez imprevista y ligera en vestidos largos de gasa estampados con sombrillas de dos tonos y en un traje de encaje. Intentando imitar aquellos senderos de arena de las playas más paradisiacas, un bordado de lentejuelas doradas dibuja delicados surcos en un traje de tweed blanco perlado, y en vestidos en georgette de crêpe azul marino.
De esta manera, Karl Lagerfeld se divierte apropiándose de los vestidos de la cabina: ahora, las Robe de Cabanes (vestidos de cabaña de playa) vienen en un plétetis multicolor de color rosa y volantes de encaje. Para la tarde reaparecen adornados con un origami de cintas de chiffon. El diseñador explota un caleidoscopio de sombrillas con lentejuelas sobre un vestido sin tirantes y un centelleo de palmeras con lentejuelas sobre un vestido de jaula de gasa negra. Respecto a los accesorios, Chanel se divide en dos sílabas distintas. Se visten gorras de doble visera y sombreros de ala ancha en paja con flecos, junto con capas de sautoirs, colgantes y collares de cuentas, mientras que las pulseras de brazalete XXL se multiplican. La sensación de relajación se ve acentuada por las mulas con un pequeño tacón de plexiglás o en una suela de corcho.
Los bolsos 11.12 se encuentran vestidos de tweed y trenza, o con bordado de sombrilla. También se destaca el Boy Chanel, que ha vuelto como una alforja en piel y patchwork de tweed. Otras bolsas llamadas paquetes laterales, se llevan en dúo, cruzando cada cadera introduciendo una nueva forma de uso. Asimismo, las bolsas de playa grandes vienen en mezclilla y paja, mientras que las bolsas de red multicolor y los estuches de piel y mimbre de la cámara completan la colección. Para esta nueva colección Karl Lagerfeld nos invita a vivir los meses de verano de la mañana a la noche, con total libertad y sofisticación. Un lugar de ensueño, una paleta de colores y sensaciones que ofrece la naturaleza, la cual nos hace sentir en un lugar idílico, en donde todo puede pasar.